LA CULTURA WARI


Hacia el siglo VII d.C. el pequeño señorío Huarpa de Ayacucho sintetizó los aportes culturales provenientes de Tiahuanaco (culto a Wiracocha) y Nasca (alfarería policromada) dando origen a un fenómeno cultural y político llamado Wari.

Wari fue un estado militarista y teocrático ayacuchano que se expandió a nivel pan-andino, convirtiéndose en el primer imperio del Perú. Su centro principal fue la ciudad de Viñaque (a 25 kilómetros de Huamanga), una impresionante urbe cuyo patrón arquitectónico fue seguido por las nuevas ciudades “cabeceras de región” que se construyeron durante su expansión cultural que llegó hasta Lambayeque y Cajamarca, por el norte, y Cusco y Moquegua, por el sur.

Algunos de sus centros administrativos fueron: Piquillaqta (Cusco), Cajamarquilla (Lima), Huarivilca (Junín) y Huiracochapampa (La Libertad). También tenemos restos arquitectónicos Wari en Coscopa (Arequipa), Cerro Baúl (Moquegua), Atarco (Ica), Pachacamac (Lima), Vilcashuaín (Ancash) y Marcahuamachuco (La Libertad). Los arqueólogos sostienen que con Wari se inicia una verdadera planificación urbana con grandes ciudades donde se prioriza las construcciones de carácter político-militar sobre las de índole religioso. Todas sus ciudades estuvieron interconectadas por un impresionante red vial, el Capac Ñan, la que más tarde fue reutilizada y ampliada por el Imperio de los Incas.